lunes, 28 de julio de 2014

Cómo afecta la monitorización de estado al ciclo de vida de los activos

La monitorización del estado de los activos permite optimizar la vida útil de los activos. La decisión de monitorizar o no un determinado activo es muy sencilla, pues solamente tendremos que evaluar los siguientes puntos:
  1. ¿Existen modos de fallo identificados para dicho activo?
  2. ¿Existen técnicas predictivas aplicables a la detección de esos modos de fallo?
  3. ¿Se pueden establecer parámetros de supervisión que sean indicadores de cada modo de fallo?
  4. ¿Se pueden marcar unos límites de alerta, alarma y peligro sobre estos parámetros de supervisión?
  5. En el balance de costes, el coste de esta supervisión es menor que los costes de...
    • sustituir periódicamente dicho activo,
    • más los costes de una parada no planificada provocada por la indisposición del activo,
    • más los costes de una avería catastrófica,
    • más los costes derivados de un accidente que afecte a las personas,
    • más los costes por contaminación medioambiental y
    • más los costes ocasionados por falta de calidad en el producto fabricado. 

Optimización del ciclo de vida de los activos mediante su monitorización de estado.
La monitorización del estado de los activos críticos ayuda a la gestión de activos para la optimización del ciclo de vida de los mismos con el mínimo riesgo.

Ejemplo práctico




Pongamos un ejemplo que ilustra el concepto que se pretende transmitir en este post. Imaginemos que montamos cien puestos de helados en ciudades costeras del norte de España durante los meses de mayor afluencia (de junio a septiembre). Estos puestos no disponen de conexión eléctrica y, por lo tanto, mantendremos los helados a una temperatura adecuada mediante la compra de bolsas de hielo. Pero la temperatura exterior es muy cambiante, desde 18ºC de máxima los días más frescos hasta 34ºC los días de mayor temperatura. La jornada comercial comienza a las 11:00 de la mañana, en ese momento se añaden 5 bolsas de hielo, de 3 kg cada una, que mantienen los helados en buen estado hasta las 14:00, cuando paramos la actividad para comer. A las 15:00 reabrimos nuestro puesto de helados hasta las 18:00. Entonces añadimos más hielo para asegurar que los helados se mantienen fríos hasta la hora de cierre, pero debido a la enorme variación de temperatura de unos días a otros, los días más fríos no es necesario añadir hielo, mientras que en los días más cálidos se requiere que se añadan hasta cinco bolsas más. 

Con este escenario acudimos a tres consultoras para que nos ayuden a calcular cuánto hielo debemos reponer a las 15:00 y obtenemos tres soluciones muy distintas para la adición de hielo en la segunda carga:


Solución 1: Estrategia Conservadora

La primera consultora nos indica que la mejor opción es considerar que cualquier día puede ser caluroso y añadir siempre cinco bolsas de hielo en la segunda carga.

Pero cada bolsa de hielo cuesta tres euros, lo cual genera unos gastos diarios de 15,00 € por puesto, que afectan a la rentabilidad del negocio. Hay que tener en cuenta, que 15,00 € multiplicados por 100 puestos y por 122 días, son 183.000,00 € sólo para la segunda carga.


Solución 2: Estrategia basada en riesgos

La segunda consultora va más allá y basada en la temperatura máxima diaria histórica, estima que la temperatura máxima promedio es de 26ºC y concluye que si se añaden 2 bolsas y media de hielo cada día, la probabilidad de acertar con la cantidad óptima de hielo requerida es máxima.

Esta solución requiere la mitad de hielo que la solución anterior, por lo que aparentemente nos aporta una solución más competitiva, pero a cambio, aumentamos el riesgo de que los días más cálidos nuestra nevera no pueda mantener la temperatura necesaria para que los helados se encuentren en buenas condiciones y se eche a perder la mercancía no vendida.

El hielo extra es pues, de 91.500,00 € la mitad que en la solución 1. Pero se estiman unas pérdidas de 12.200,00 € por helados que se han de desechar. Y también se estiman unas pérdidas de 24.400,00 € por costes de oportunidad, pues los helados que se desechan ya no pueden venderse.

El material perdido y el coste de oportunidad son inferiores al coste del hielo extra, luego esta segunda estrategia es más rentable que la primera solución. 


Solución 3: Estrategia basada en la monitorización

La solución aportada por la tercera consultora consiste en adquirir 100 termómetros (por 0,75 € cada termómetro) para medir temperatura ambiente. Se define entonces un procedimiento que comienza con la toma de la lectura de la temperatura ambiente a las 15:00 y en función de dicha temperatura, se añade la cantidad de hielo que indica la siguiente tabla:


Con la solución aportada por la tercera consultora se consigue optimizar el consumo de hielo al mínimo necesario que se requiere cada día y a la vez se eliminan los riesgos de perder los helados.

Las tres soluciones aportadas arrojan resultados muy distintos.



Conclusión


Este ejemplo es muy básico, pero refleja perfectamente cómo se pueden optimizar los recursos, desde las soluciones basadas en las estrategias más tradicionales, hasta las más modernas basadas en la monitorización y el aprovechamiento de los datos disponibles.

El caso descrito es aplicable a la optimización del mantenimiento de activos industriales. Por ejemplo, es posible seguir la estrategia basada en la condición a partir de la monitorización de parámetros de supervisión y así encontrar el momento óptimo para las operaciones de:

  • Reequilibrado de rotores
  • Realineación de ejes acoplados
  • Reapriete de pernos de anclaje
  • Sustitución de elementos de desgaste: rodamientos, cojinetes, correas, ruedas dentadas, aceite...

En resumen, la monitorización de la maquinaria sirve al gestor de mantenimiento para optimizar los recursos y a la vez controlar los riesgos relativos a indisposición, averías, accidentes, contaminación y calidad.